Cena de Emaús
Dentro de los conventos existe una gran sala destinada a comedor para
todos los monjes que se llama refectorio. En el refectorio se solían
colocar cuadros que aludieran a la comida, como el milagro de los panes y
los peces, o la Última Cena. La cena de Emaús es otro tema que suele
representarse. Es un pasaje de los Evangelios donde se narra el primer
encuentro que Cristo tuvo con algunos de sus discípulos después de
resucitar. Camino de la ciudad de Emaús, dos discípulos se encontraron
con Cristo, a quien tomaron por otro viajero y le invitaron a
acompañarles; cuando por la noche llegan a la ciudad, se dirigen a cenar
y, durante la comida, ambos reconocen a su maestro. Las razones de que
no le hubieran conocido antes las representa Zurbarán quitando a Cristo
los rasgos tradicionales de su divinidad. Además de la ropa de viaje,
le oculta el rostro con un sombrero de ala ancha que lo deja en
semipenumbra. Es al partir el pan cuando le reconocen por su gesto
eucarístico. Zurbarán recurre para este cuadro a sus mejores técnicas
tenebristas, puesto que la escena se desarrolla por la noche y en el
interior de la posada. Los contrastes de luz le ayudan a camuflar mejor
el rostro de Jesús y, como suele hacerse en este estilo, los personajes
están reducidos a los imprescindibles, sin criados ni otros testigos.
Por lo demás, Zurbarán sigue haciendo gala de sus estupendas dotes para
el bodegón, como se aprecia en las excelentes calidades materiales de
los objetos representados, como el pan, el mantel, los platos y la jarra
de cerámica andaluza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario