El primer gran
pintor del renacimiento italiano cuyas innovaciones en el empleo de la
perspectiva científica abrieron el periodo de la pintura moderna.
Masaccio, cuyo verdadero nombre era Tommaso Cassai, nació en San
Giovanni Valdarno, cerca de Florencia en 1401. En 1422 pasó a formar
parte del gremio de pintores florentinos. Su personal estilo pictórico
debe poco a otros maestros, si exceptuamos la gran figura del siglo XIV,
Giotto, aunque hay una gran diferencia entre ambos, los personajes de
Giotto recuerdan piedras labradas, mientras que los de Masaccio parecen
de carne y hueso. Masaccio estará más influido por el arquitecto
Brunelleschi y por el escultor Donatello, contemporáneos con los que
comparte una visión artística renovadora, estableciendo juntos las bases
del nuevo lenguaje renacentista. De Brunelleschi adquiere el
conocimiento de la proporción matemática, crucial para la recuperación
de los principios de la perspectiva científica. De Donatello adopta su
conocimiento del arte clásico que le aparta para siempre del estilo
gótico. Masaccio inaugura una nueva aproximación naturalista en el arte
de la pintura, que atiende más a la simplicidad y unidad de la
composición, a la representación del espacio tridimensional que a los
detalles y decoración. Sólo sobreviven cuatro obras atribuidas con
certeza a Masaccio, si bien se le han atribuido otras pinturas total o
parcialmente. Todas sus obras, retablos o frescos de iglesias, se
centran en el tema religioso. La más temprana, La Virgen con santa Ana
(c. 1423, Uffizi, Florencia), muestra la influencia de Donatello en las
texturas realistas de las carnaciones y en la rotundidad de las formas.
En el fresco de La Santísima Trinidad con San Juan y la Virgen (c. 1425,
Santa Maria Novella, Florencia), la escena queda emplazada dentro de un
marco arquitectónico clasicista en el que el espacio por vez primera
tiene perspectiva. El retablo para la iglesia de Santa Maria del Carmine
de Pisa (1426), muestra en el panel central la Adoración de los Magos
(hoy en el Staatliche Museen, Berlín), donde el tratamiento se aleja del
carácter decorativo tradicional propio del tema, en aras de una mayor
simplicidad y austeridad. Otra de las grandes innovaciones de Masaccio
—el empleo de la luz en el modelado del cuerpo y los ropajes— se observa
en la serie de frescos (c. 1427) de la capilla Brancacci en la iglesia
de Santa Maria del Carmine de Florencia. En ellos, Masaccio más que
bañar las escenas con una luz uniforme, refleja en el espacio pictórico
el equivalente a un foco lumínico único y direccional (la ventana real
de la capilla), creando así un juego de luces y sombras (claroscuro) que
proporciona a los temas un aspecto natural y realista desconocido en el
arte anterior. Se trata de una serie de seis frescos, entre los que El
tributo de la moneda y La expulsión del Paraíso se consideran obras
maestras. La obra de Masaccio ejerció una profunda influencia en la
evolución del arte florentino posterior, en especial en la obra de
Miguel Ángel.

No hay comentarios:
Publicar un comentario