
En el año 1617 Felipe III encargó la finalización de las obras a Juan Gómez de Mora, que las acabaría en 1619. Casi treinta años antes se erigió en su parte norte el primer edificio de la plaza, la Casa de la Panadería, obra de Diego Sillero.
Contaba con estancias para los reyes en la planta principal y venta de
pan en la planta baja. Frente a ella y en la parte sur de la plaza, la Casa Carnicería, para la venta de carne. Ambos edificios singulares han conocido destinos diversos en su historia.
La plaza ha sufrido varios e importantes incendios. El primero de
ellos en 1631, siendo el propio Diego Sillero el encargado de su
reconstrucción. El más importante ocurrió en 1790 y destruyó casi la
mitad de las edificaciones; Juan de Villanueva sería el
encargado de su reconstrucción en este caso. Se procedió al cierre de
las esquinas, abriendo arcadas de acceso y rebajando la altura de sus
casas de cinco a tres alturas. Las obras se prolongaron mucho tiempo,
muriendo Villanueva entre tanto y continuando la reconstrucción sus
discípulos hasta su finalización en 1854.
La plaza ha sido escenario de muchas de las páginas de la historia española, desde las fiestas por la beatificación de San Isidro en 1620 hasta las proclamaciones de reyes, autos de fe o ejecuciones, sin olvidar las fiestas de toros y de cañas.
En 1848, Mesonero Romanos solicitó a Isabel II
la colocación en Plaza Mayor de una estatua ecuestre del rey Felipe
III, que en ese momento estaba en la Casa de Campo y que era obra de Juan de Bolonia y de Pedro Tacca.
La Plaza Mayor también ha sufrido diferentes reformas a lo largo de
los años. La última de ellas aconteció en los años sesenta de la pasada
centuria. Se procedió al cierre del tráfico rodado y se creó un
aparcamiento subterráneo. En 1992 se llevó acabo una nueva decoración de
la fachada de la Casa de la Panadería, obra de Carlos Franco.
Las dimensiones de la Plaza son las siguientes: 129 metros de largo
por 94 metros de ancho. Cierra el rectángulo una casa de tres alturas
con doscientos treinta y siete balcones orientados a la Plaza y con
soportales sostenidos por pilares de granito. Estos soportales han
albergado numerosos comercios tradicionales. Actualmente predominan los
establecimientos de hostelería.
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