
Posiblemente sea ésta una de las obras de Velázquez más famosas y
reproducidas; fue pintada para Felipe IV entre 1628-1629, siendo pagada
el 22 de julio de 1629. El artista quiso representar a Baco como el dios
que obsequia al hombre con el vino, que lo libera, al menos de forma
temporal, de sus problemas cotidianos, por lo que Baco se convierte en
uno de los borrachos que participan en la fiesta, diferenciándose de los
demás por su piel más clara. El asunto ha sido tratado como una escena
realista y popular, del mismo modo que si estuviésemos ante una merienda
de amigos en el campo; por esto el título original ha sido sustituido
popularmente por "Los Borrachos". Se ha supuesto que el tema mitológico y
el aire divertido de la obra fueron sugeridos por
Rubens,
en aquellos momentos en Madrid. La escena puede dividirse en dos
mitades: la izquierda, con la figura de Baco muy iluminada, cercana al
estilo italiano inspirado en
Caravaggio,
y la derecha, con los borrachines, hombres de la calle que nos invitan a
participar en su fiesta, con un aire muy español similar a
Ribera.
En esta obra, Velázquez introduce un aspecto profano a un asunto
mitológico, en una tendencia que cultivará aún más en los siguientes
años.
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